Estuvo en Chile en 1925 y dio forma al Banco Central y la Superintendencia de Bancos.
Todo comenzó en Filipinas. En 1903 y con sólo 28 años de edad, llegó a esas islas del Océano Pacífico, Edwin Walter Kemmerer (Scranton, 1875- Princeton, 1945), a desempeñar su cargo de consejero en finanzas del gobierno de Estados Unidos. Su objetivo era ayudar en las reformas financieras que ese país requería. Estuvo un solo año, pero gracias a su buen trabajo, al año siguiente fue enviado a Egipto, esta vez a estudiar el crédito agrícola.
Volvió a casa en 1906 y comenzó a enseñar en la Universidad de Cornell en materias económicas, y luego en Princeton (donde estuvo hasta 1943) y desde allí emprendió una serie de misiones encomendadas nuevamente por Estados Unidos o por los gobiernos de los propios países, para hacer lo mismo que en el caso filipino: ordenar sus finanzas.
Así, en 1917 fue a México y en 1918, a Guatemala. Luego en 1921 fue el turno de Colombia. Tanta expectación causó su arribo, que la edición del 9 de febrero The New York Times opinó que "Kemmerer es la persona que mayores conocimientos financieros posee hoy en día en los Estados Unidos y ha sido una verdadera adquisición para Colombia conseguir los servicios de este notable técnico".
Debido a su éxito en ese país, en 1924 fue invitado a Chile y luego iría a Ecuador (1926), Bolivia (1927) y Perú (1931). Como en casi todos los países ordenó las finanzas y aconsejó la creación de un Banco Central (cosa que ocurrió en Chile en 1925), a Kemmerer se le conoció ampliamente por su apodo de "Doctor Dinero" (Money Doctor).
Su paso por Chile
La razón para que Kemmerer haya tenido tanta influencia en América Latina, era el nuevo papel que estaba jugando Estados Unidos, tras su victoria en la Primera Guerra Mundial. El Profesor Paul Drake explica en un artículo que los líderes latinoamericanos le daban mucha credibilidad a los consejeros norteamericanos -más que a los europeos o a los de su propio país- y de allí que se eligiera contar con ellos.
El Gobierno de Chile, por lo tanto, contrató la "Misión de Consejeros Financieros" que en su paso por el país - entre julio y octubre de 1925- creó los proyectos de ley necesarios para reestructurar el sistema monetario y financiero. Estos incluyeron ley monetaria, que buscaba estabilizar el valor de la moneda y establecer el patrón oro como base de la unidad monetaria del país; la creación del Banco Central de Chile y la promulgación de la Ley General de Bancos (a través de la cual se creó la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras) y la Ley Orgánica del Presupuesto, todo esto en el año 1925.
De acuerdo a los diarios de la época, el paso de Kemmerer fue seguido con expectación por diferentes sectores sociales, debido a la creciente preocupación que había por la inflación y sus consecuencias sobre el salario de las personas. Incluso hubo marchas y manifestaciones sociales en su apoyo, a lo que se unía el hecho de que el país por esa época estaba en medio de una verdadera revolución política con los militares y el Presidente Arturo Alessandri como protagonistas.
Pese a ello, las leyes fueron promulgadas y las nuevas instituciones comenzaron su funcionamiento. De hecho, a los días de su partida y entrevistado por el diario "La Nación" de Buenos Aires, a donde viajó en tren desde Santiago para luego embarcarse en el vapor "Voltaire" rumbo a Nueva York, el propio Kemmerer felicitaba al país por su apego a los consejos que la misión había entregado.
"Hemos tenido en todo momento el apoyo necesario. No podemos pues, quejarnos. Todos han cooperado dentro de la mejor voluntad al mayor éxito de nuestros trabajos. Las dificultades que teníamos que vencer, los problemas que debíamos resolver no eran insignificantes. Ningún país llamaría una comisión de peritos si no existieran serios defectos de organización económica y financiación, y estos defectos no pueden corregirse sin herir algunos intereses en beneficio de la mayoría", dijo.
Al poco tiempo de su partida, renunciaría el Presidente Alessandri; se comenzarían a sentir los efectos de la crisis del salitre y vendría la Gran Depresión de Estados Unidos a nublar el panorama económico nacional.
Pero el trabajo del "Doctor Dinero" ya estaba hecho y funcionando.